Con el interés de aportar en el desarrollo económico y social de la Isla, Josiah Hernández y su esposa Dayhana Tamayo, establecieron Siembra Vida, fundación sin fines de lucro que utiliza la agricultura como medio de adaptación y rehabilitación de comunidades marginadas. Además, distribuyen sus cultivos a restaurantes locales, cuentan con un carretón de comida y generan empleos.
“Todo inició mientras estaba fuera de Puerto Rico. Yo trabajaba para una empresa de ingeniería donde a mis 24 años ocupé una posición directiva. Pero, sentía que debía hacer más. Veía muchas noticias de la crisis de la Isla y la alta tasa de desempleo. Habiendo tenido una exposición a la agricultura a través de mi familia en Arecibo, se me ocurre apostar por este sector con tanto potencial y que había caído de manera significativa”, manifestó Hernández.
En 2010, Hernández decidió renunciar a su empleo para probar suerte trabajando la tierra, pero no sin antes educarse en el área.
“Fui a visitar fincas en y fuera de Puerto Rico, y a estudiar modelos de negocio en Hawái, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Bolivia y Colombia. Luego inicié estudios de maestría en Economía Agrícola en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez para desarrollarme mejor en la industria”, añadió el novel empresario quien también cuenta con preparación en ingeniería eléctrica.
Hernández aseguró que desde el inicio la idea era desarrollar empleos y empresarios, aunque ni él ni su esposa sabían cómo hacerlo. Sin embargo, siempre estuvieron claros en que la agricultura sería el medio para lograr una transformación y levantar las comunidades.
“Entendimos que la situación precaria de la Isla influye en que las personas incursionen en las drogas, mercado ilícito y otros aspectos que no son de beneficio social, donde la agricultura podría ser un aliciente. También nos permitiría crear empleos y dar terapias”, destacó.
La iniciativa que cumple cuatro años este próximo mes de marzo, tuvo sus “pininos” visitando centros de rehabilitación como un experimento para probar la efectividad de la agricultura en la reincorporación de los participantes a la sociedad.
Tiempo después, la fundación evolucionó y expandieron sus servicios a entidades que trabajan con niños, madres solteras, víctimas de violencia, personas con adicciones y otras poblaciones marginadas.
El proyecto cuenta con tres pilares básicos según detalló el fundador. El primero es la parte teórica que consta en educar sobre agricultura orgánica a personas con un pasado fuerte o que han sido rechazados por la sociedad. En segundo lugar, está la parte práctica, donde los participantes trabajan el huerto para iniciar una cosecha. Mientras, el tercero involucra el cultivo de valores y espiritualidad, así como el compartir el amor de Dios a través de estudios bíblicos. Esto, porque Siembra Vida se destaca por ser una organización con base de fe.
En 2016, Hernández presentó su propuesta a FirstBank, despertando así el interés de la institución bancaria en invertir en el proyecto. “Recurrimos al banco porque nuestra siguiente meta era tener una finca propia y un centro de educación agrícola para apoyar a diversas poblaciones”, precisó.
El mismo año, Josiah y su esposa lograron obtener la finca gracias al respaldo del Firstbank y su Programa de Donación de Propiedades, quienes cedieron la titularidad de un terreno de 1,973 metros cuadrados, ubicado en el barrio Barrero de Rincón, para que la pareja continuara sembrando su semilla de esperanza en la sociedad.
Actualmente, Siembra Vida no solo ofrece talleres agrícolas para que las comunidades tengan mejores oportunidades económicas y alimentarias como espirituales y morales, creando huertos, sino que pudieron desarrollar una finquita, un mini mercado y Chef Garden, carretón de comida con concepto del huerto a la mesa.
Asimismo, por los últimos dos años han logrado la participación de alrededor de 280 personas en proyectos dirigidos a niños, jóvenes y adultos, y creado al menos ocho empleos permanentes.
“En Siembra Vida estamos más que agradecidos de que una entidad como FirstBank haya confiado en nuestro proyecto. Antes de tener el terreno, íbamos a hogares para construir huertos y brindar los talleres, pero hoy, hemos logrado más. Hemos impactado a más comunidades, logrado más cultivos, y avanzado en la sustentabilidad de la fundación. Además, con el establecimiento de nuestro carretón de comida esperamos que los empleos generados superen la decena. También, esperamos poder distribuir nuestras hortalizas a más restaurantes locales”, puntualizó Hernández.
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